viernes, 30 de mayo de 2014

El periodo de la gran tribulación

En el cielo se  abre un sello y en la tierra aparece un jinete. Cada vez  que se abre un sello en el cielo, en la tierra comienza una tragedia. Al abrirse el primero sello y al aparecer el primer jinete de Apocalipsis, comienza el temido periodo de tiempo conocido como la tribulación. Este lapso de siete años de historia futura, descrito en los capítulos 6:1-19.21 de Apocalipsis, será el tiempo más oscuro que jamás se conoció. La tribulación es  uno de los periodos más importantes del trato de Dios con la humanidad y ocupa un lugar muy prominente en su plan profético. Se le dedica más espacio a este pequeño periodo de siete años que a cualquier otro lapso similar en la Biblia. Se menciona más de cincuenta veces en el Antiguo Testamento con expresiones como: “gran calamidad, el día de la ira, el día de la ira del Señor, la angustia de Jacob, el día de la venganza de nuestro Dios, tiempo de prueba y el día del Señor. En todos los casos se refiere a la nación de Israel.

En el  Nuevo Testamento  existen más de una docena de referencias a este periodo, la que más se conoce, y la que el nombre oficial es la declaración del Señor Jesús cuando habla de la “tribulación” en su discurso en el  monte de los olivos (Mateo 24:21). Refiriéndose a la segunda mitad de este periodo de siete años, tiempo de, angustia como el mundo nunca conoció, ni habrá jamás, la Biblia Reina-Valera lo traduce correctamente como un tiempo de “gran tribulación”, como no la ha habido, en toda la historia. Escapar  de este periodo mediante el arrebatamiento previo a la tribulación es una de las razones por las cuales a este suceso se le llama “la bendita esperanza”.

Ella no sabe quien soy


Era una mañana agitada, eran las 8:30, cuando un señor mayor, de unos 80 años, llegó al hospital para que le sacaran los puntos de su pulgar.
El señor dijo que estaba apurado y que tenía una cita a las 9:00 am.
Comprobé sus señales vitales y le pedí que tomara asiento, sabiendo que quizás pasaría más de una hora antes de que alguien pudiera atenderlo.
Lo vi mirando su reloj y decidí, que ya que no estaba ocupado con otro paciente, podría examinar su herida. Durante el examen, comprobé que estaba curado, entonces le pedí a uno de los doctores, algunos elementos para quitarle las suturas y curar su herida.
Mientras le realizaba las curaciones, le pregunté si tenía una cita con otro médico esa mañana, ya que lo veía tan apurado.
El señor me dijo que no, que necesitaba ir al geriátrico para desayunar con su esposa. Le pregunté sobre la salud de ella.
El me respondió que ella hacía tiempo que estaba allí ya que padecía de Alzheimer.
Le pregunté si ella se enfadaría si llegaba un poco tarde.
Me respondió que hacía tiempo que ella no sabía quién era él, que hacía cinco años que ella no podía ya reconocerlo.
Me sorprendió, y entonces le pregunté, ‘¿Y usted sigue yendo cada mañana, aun cuando ella no sabe quién es usted?’
El sonrió y me acarició la mano.
“Ella no sabe quién soy,  pero yo aún se quien es ella.”
Se me erizó la piel, y tuve que contener las lágrimas mientras él se iba, y pensé:”Ese es el tipo de Amor que quiero en mi Vida.”
El Amor Verdadero no es físico, ni romántico. El Amor Verdadero es la aceptación de todo lo que es, ha sido, será y no será.

     

Estudio del Apocalipsis Capitulo 1 (Parte 9)

 
Cuatro razones por las cuales los siervos de Dios no deben temer

Un temor frío y despiadado se apodera de los corazones de los seres humanos en cualquier lugar debido a las condiciones caóticas en que se encuentra el mundo de hoy. Por la primera vez en la historia humana la proliferación de las bombas nucleares hace a que terroristas o las naciones inescrupulosas les sea posible destruir ciudades o naciones enteras. Los que no conocen al Señor Jesús tienen todo el derecho de sentir temor.
La poner la mano derecha sobre Juan y decirle: “No temas”, Jesús enunciaba revestido de su esencia  Divina, lo que muchas veces había dicho a sus discípulos durante su encarnación. Muchas veces uso las  palabras “no tengan miedo”, estos mensajes no solo amonestan a los discípulos en los días de Jesús, sino que  también reflejaban la actitud que debía caracterizar a sus discípulos en cualquier tiempo, porque en la gran comisión dijo: “Y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo,” (Mt 28:20).La verdadera sanidad para el temor natural del ser humano es la presencia del mismo Señor Jesucristo.

Fíjese en las cuatro razones que da Jesús por la cuales no debemos temer:

1)- “Yo soy el primero y el último.” Nos habla de la eternidad de Cristo. Él es antes que todas las cosas y cuando todas las cosas hayan pasado seguirá teniendo el control.
2)-“Y el que vivo, y estuve muerto.”Nos habla de la muerta sacrificial de Jesús por  nuestros pecados y de su resurrección. Esta frase apunta al hecho de que adoramos a un Señor resucitado y vivo.
3)-“Mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos”. Las Escrituras  nos dicen que  Cristo murió por nuestros pecados  una vez por todas, no volverá a morir. No cambiará su estado; ¡será por siempre! Ah si la gente se diera cuenta que la decisión de aceptar o rechazar  a Jesús es una decisión eterna. Así como puede salvar para siempre y siempre, también puede condenar para siempre aquellos que lo rechazan.
4)-“Y tengo la llaves de la muerte y del hades”. Este es un detalle que Juan no registra en su descripción, pero Jesús afirmó que en sus manos tiene “las llaves de la muerte y del hades”. Indiscutiblemente, estas llaves las obtuvo con su propia sangre. El que es nacido de Dios no tiene por qué temer a la muerte o al infierno. Luego del Juicio del gran trono blanco en Apocalipsis 20, La muerte y el hades serán “lanzados al lago de fuego.”Este lago de fuego es la muerte segunda, todos los que están fuera de Cristo tienen toda la razón del mundo para temer a este acontecimiento. Sin embargo, los hijos de Dios, nunca debieran temer la muerte, al infierno o al lago de fuego. ¿Y por qué? Porque Cristo nuestro Salvador tiene las llaves de la muerte y del hades, y la llave es símbolo de liberación. La gran pregunta es: ¿Usted lo conoce? ¿Es su Salvador?  Aunque Jesús murió por los pecados de toda la humanidad, no salvo a toda gente del mundo, porque prefirió dejar que cada persona decida voluntariamente si lo acepta o lo rechaza.                     
                                                                                                                                                                                                  Continúa...

Estudio del Apocalipsis Capitulo 1 (Parte 8)


Vi siete candeleros de oro” El Señor Jesús mismo dice a Juan que los siete candeleros son las siete Iglesias. Un candelero o candelabro es un símbolo adecuado para la Iglesia. Mientras Jesús estuvo en este mundo, fue la luz del mundo, pero le dijo a sus discípulos: “Vosotros sois la luz del mundo,” San Mateo 5:14. Aunque damos luz, no la originamos; Al igual que un candelero no da origen a la luz, sino que la obtiene del aceite o la electricidad que la genera, así el hijo de Dios es el medio a través del cual sale la luz, pero usa las Iglesias y los hijos de Dios que están en ellas como candelabros para transmitir esa luz. Podemos rendirnos sin condición a Cristo permitiéndole que brille a través de nosotros y así lograr que nos use para iluminar la oscuridad que ha devorado a la humanidad, o podemos cometer los mismos pecados de varias Iglesias de Asia y opacar esa luz.
El Señor Jesús ha ordenado a la Iglesia que porte su antorcha en esta generación, la única limitación que existe para que la luz brille es el grado de sometimiento de la lámpara, ¡la Iglesia! A través de la historia de la Iglesia, esta ha blindado su servicio como candelero de Dios en medio de un mundo sombrío y corrupto.

Las diez características del Señor Jesús de la visión de Juan

Cuando  Juan se dio vuelta para ver quién era el que le estaba hablando, vio siete candeleros de oro y una persona en medio de ellos. Enumera diez detalles de aquella persona que son muy descriptivos. Fíjese que solo las estrellas y los candeleros requieren una interpretación.  La pregunta que puede surgir es: ¿Por qué? Es Porque el Espíritu Santo interpretó estos detalles en  otras ocasiones en las sagradas Escrituras. Al contemplar este hecho, reconocemos el principio básico de estudio de las Sagradas Escrituras, que debemos comparar Escritura con Escritura.
1)-“Semejante al Hijo del Hombre.” Indica que esta persona no era una criatura grotesca del mundo sobrenatural, más bien, era humano en su apariencia. Hijo del Hombre es uno de los títulos que Jesús se aplicaba a sí mismo con más frecuencia.
2)- “Vestido de una ropa que llegaba hasta los pies.”Esta descripción es típica de las largas túnicas que usaban los  Sumos Sacerdotes cuando ministraban en el Lugar Santo, en el Templo. Hebreos nos dice que Jesús es nuestro Sumo Sacerdote en todo lo que concierne a nuestra relación con Dios.
3)- “Ceñido por el pecho con un cinto de oro.” Se refiere a un símbolo de fuerza y autoridad común para el mundo antiguo. El hombre común vestía una túnica corta de tela suelta. Solamente aquellos que tenían autoridad llevaban un cinto.
4)- “Su cabeza y sus cabellos eran blancos como blanca lana.” Transmite la Idea de antigüedad y nos recuerda la visión de Daniel 7:9-13, donde a Cristo se le llama Anciano de días. Además, la blancura aquí nos habla, por supuesto de la justicia de Dios que dura desde siempre y hasta siempre.
5)- “Sus ojos como  llama de fuego.”El griego dice literalmente, sus ojos despedían fuego, indicando que Cristo estaba indignado por algo; al seguir adelante con la visión, encontramos que estaba indignado por la indiferencia, en algunos casos, de las Iglesias apóstatas. Cada vez que la Iglesia del Señor Jesús, no es lo que debe ser, podemos estar seguros que eso despierta la  indignación  de Jesús.
6)- “Sus pies semejantes  al bronce bruñido.”El bronce nos habla del juicio. Nos recuerda al altar de bronce del Tabernáculo donde se juzgaba al pecado.
7)- “Su voz como estruendo de muchas aguas.” Esta figura retorica  se puede ilustrar mejor pensando en las cataratas del Niágara.  Cuando se llega al borde de las grandes cataratas, los demás sonidos desaparecen devorados por el ensordecedor rugido de las aguas turbulentas. Esta figura parece indicar la actitud de Dios al venir en Juicio en el día del Señor. Hoy en día hay demasiadas personas que no pueden escuchar su voz, pero en este momento la escucharán. En el día de hoy, el llamado del mundo, del materialismo, de la ciencia, de la educación y de las demás voces que llaman al alma del ser humano parece sobrepasar la voz del Señor Jesús. En aquel día, todas esas voces quedarán silenciadas por la ensordecedora y poderosa voz del hijo de Dios, a quien todos le prestarán atención, porque estarán entrando en la hora del juicio.
8)- “Tenia en su diestra siete estrellas.”El mismo  Señor le dio a Juan la interpretación de las siete estrellas. En el versículo 20 dice:” Las siete estrellas son los ángeles de las siete Iglesias.” Muchos estudiosos de la Biblia creen que aquí la palabra “ángeles” no se refiere a seres angelicales sobrenaturales, sino a los mensajeros divinamente señalados por Dios, para conducir a las congregaciones, en otras palabras los pastores.
9)- “De su boca salía una espada aguda de dos filos.”Efesios 6 se refiere a la palabra de Dios como la espada del Espíritu. Hebreos 4:12, nos dice que la palabra de Dios es “Mas cortante que cualquier espada de dos filos”. Ciertamente la palabra que Jesús emitirá en el día del juicio traspasará como una afilada espada, contra la cual no habrá defensa alguna.
10)- “Su rostro esta como el sol cuando resplandece en su fuerza.” Esto habla de la naturaleza divina del Señor Jesús y nos trae a  la memoria lo que sucedió en el monte de la transfiguración, donde Cristo “se transfiguró  en presencia de ellos; Su rostro resplandeció como el sol y su ropa se volvió blanca como la luz.” Solo por un instante en su ministerio terrenal, Pedro, Santiago y Juan vieron a Jesús en su gloria Divina, tal como Juan lo vio
 “Caí como muerto.”Aunque somos los hijos de Dios, debemos tener bien en claro que nunca seremos divinos, el Señor Jesús está exaltado tan por encima de nosotros, que aun cuando seamos glorificados estaremos dispuestos a adorarle postrados a sus pies. Este Juan que se postró a los pies del Señor Jesús resucitado es el mismo Juan que estaba familiarizado con Jesús, ahora encontramos a Juan cayendo a sus pies como muerto, helado ante su gloria. Cualquiera que tenga una comunión con el Espíritu de Dios por instinto se inclina para adorar a Jesucristo.
                                                                                                Continúa…. 

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