Todos pasamos por el valle de lágrimas, habrá
momentos en nuestras vidas que no serán de experiencias en la cima, llena
de felicidades, abundancia, eventos significativos y cosa tal, no
obstante cuando surgen las dificultades, cuando derramamos nuestras lágrimas, nos
preguntamos porque Dios ha permitido que suframos y hay momentos que incluso
pensamos que Él nos ha abandonado, pero la Biblia dice todo lo contrario. El
Salmo 23 especifica que Dios nos cuida constante y fielmente tal como un pastor
a su rebaño. Este pasaje de la Biblia nos recuerda que Él siempre está
presente, amándonos, protegiéndonos y guiándonos, el v 4 afirma, sin dar lugar
a dudas, que podemos decir."Aun
que ande en el valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tu
estarás conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán aliento". Dios está con nosotros en cada momento y tiene un
plan definido en cada adversidad que permite que pasemos. Aprendemos más en
nuestras experiencias en el valle de lágrimas que en la cumbre del éxito. Las experiencias de este valle son inevitables, todos nosotros atravesamos por problemas
adversos en una u otra ocasión. Estas surgen por distintas razones, a menudo
nuestra reacción inicial es pensar que Dios nos ha abandonado, pero Él (Dios)
el buen pastor, nos lleva a lugares bajos a fin de prepararnos para ascender a
la cumbre segura y firme.
Lo mejor de todo es que cada valle es solo una
senda corta y no un destino final, aun que atravesemos por situaciones adversas
y que Dios nos haga tropezar con alguna dificultad, Él siempre tendrá algo
positivo para nosotros. He aprendido que cuanto más hondo es el valle,
mayor la importancia de lo que Dios haga por medio de esa experiencia. Los
momentos más significativos de nuestro crecimiento espiritual
probablemente corresponden a las circunstancias difíciles que hayamos
confrontado.
Quizá sea difícil recordarlo en medio del
sufrimiento, pero la Biblia dice claramente que Dios determina la duración y la
intensidad de nuestras pruebas. Si se necesita solo un poco de sufrimiento para
producir una entrega más profunda, el valle de lagrimas será menos doloroso. No
cabe dudas que el propósito de lo que parezca irremediable, será para que
alcancemos una comunión más íntima con Dios.
Aprendemos mas en el valle de lágrimas que en la
cumbre del monte, cuando todo marcha bien es casi imposible aprender a confiar
en Dios, pues, como dijo David. “En
lugares de delicados pastos me hará descansar, junto a aguas de reposo me
pastoreará.”Es decir suceda lo que suceda Dios
siempre suplirá nuestras necesidades. El salmo menciona también la vara y el
cayado, instrumentos que utiliza el pastor, con la vara aleja a los lobos
y otros depredadores, mientras que el cayado tiene una especie de gancho para
rescatar a las otras ovejas que corren peligro de resbalar o descarriarse, la
Biblia es nuestra vara y nuestro cayado, pues su verdad nos impide tomar
decisiones erradas y nos protege contra cualquier peligro. Cuando enfrentamos
un problema aprendemos más acerca de la naturaleza de Dios, ese proceso
disciplinario siempre nos beneficiará aunque parezca demasiado severo.
Pongamos nuestra vida en sus manos y confiemos en
que Él cumplirá su promesa integralmente y nos guié por amor de su Nombre. Gracias a eso nosotros lograremos alcanzar las metas que el mismo ha trazado.
Nadie puede evitar completamente el sufrimiento en la vida, pero como siervos
del Altísimo, podremos confrontar las dificultades con la plena certidumbre de
que el estará junto a nosotros y nos sostendrá.
Si en estos
momentos usted se encuentra en uno de estos valles, ruego a Dios para que le
permita tener presente que, ÉL es su Pastor Fiel.
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