El Pastor que no ayuda a sus ovejas en tiempos difíciles, no es Pastor. Se ve venir el lobo y no amonesta y advierte a su rebaño, no es Pastor, es un mercenario, él debe preocuparse con el bienestar de sus ovejas y no con sus bienes, no puede tener ovejas preferidas, el tratamiento debe ser igual para todas, desde la más humilde abuelita, hasta aquel que lleva muchas graduaciones. Él es maestro, para los jóvenes, es un ejemplo, su vida es un referencial, su casamiento un modelo a seguir para todos.
Su esposa humilde es sierva de las siervas de Dios, porque el también es siervo de los siervos de Dios, si alguien sufre injusticia, el pastor sabe comprender, porque ya paso por eso antes, debe ser un amigo, un padre, un ejemplo, respeta los ancianos con sus padres, la mayoría de los ancianos les gustan hablar del pasado, reviviendo los recuerdos buenos y malos, y el Pastor es paciente en escucharlos. Su nombre es estimado, más limpio que aguas cristalinas.
En Egipto los pastores no eran bien vistos, su oficio era abominación para los Egipcios, lo mismo sucede en el Egipto espiritual de hoy, (el mundo), el Pastor no es bienvenido, el es un formador de opiniones, amable con las perdonas y rígido con la sana doctrina. El tiene sus luchas, pero tiene la promesa de Dios para su vida. “Los entendidos resplandecerán como el resplandor del firmamento: Y los que enseñan justicia a la multitud, como las estrellas a perpetua eternidad. (Dn 12:3).
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