viernes, 18 de julio de 2014

El justo Florecerá como la palmera




  “El justo Florecerá como la palmera”. Salmo 92:12

Las palmeras nunca crecen silvestres, sino deben ser plantadas, de pequeñas requieren mucho cuidado, es completamente diferente a todos los arboles entre los cuales crece, al nacer tiene una columna de tejido vivo al centro de su trono, protegido por su corteza, que puede ser arrancada, herida, golpeada, o cortada, y no obstante sigue creciendo siempre hacia el cielo, alcanzando altura de catorce a veinte metros, tiene vida de cien a doscientos años, y aunque el viento la doble jamás se quiebra.
En la vida espiritual: El logro de nuestra vida espiritual es determinado por nuestro crecimiento interior, nuestro hombre exterior es cual la corteza de la palmera, podemos ser maltratados y azotados por varias circunstancias, perseverancia y en ayunos, si nuestro interior está sano, nada podrá detener nuestro crecimiento espiritual.
La palmera puede ser usada como una exquisita comida y también como una humilde estera, y no se marchita cuando por algún tiempo se ve privado de agua, porque sus raíces son profundas, da sus mejores frutos en la vejez, sus frutos son mucho más dulces cuando alcanzan los ochenta años, en cambio cuando un  manzano envejece, su frutos se tornan más pequeños, hasta que no valen nada, y no así con la palmera que cuanto más vieja, mejor es su fruto. Así debe ser con nosotros en nuestra vida con Dios, mas dulzura deberíamos mostrar y llevar mucho fruto, en consecuencia de una vida donde Jesucristo es el Señor. Además que Dios nos insta a llevar mucho fruto, también nos insta a que ese fruto debe permanecer.
Nosotros siervos de Dios trabajamos en diferentes lugares, desempeñamos una labor dentro y fuera de la iglesia, Dios nos usa de diferentes maneras, dependiendo de nuestra disposición. En este crecimiento y labor vamos desarrollando el fruto de nuestra vida, finalmente recordemos que existe cuatro tipos de miembros dentro de la iglesia:
      1- Los que están llenos de buenas intenciones… pero ellos no hacen nada;
      2- Los que hablan mucho, hablan constantemente de lo que se debe hacer…pero ellos no hacen nada;
      3- Los que le gustan que todo en la iglesia se de primerísima calidad, pero ellos no son más que espectadores, Y
      4- Aquellos pocos que cargan sobre sus hombros todo el peso de las responsabilidades de la iglesia, son como abejas de un colmenar, siempre laboriosos.
Nos reunimos los días domingo y miércoles para cargar nuestras baterías espirituales, para luego salir a compartir con aquellos que no conocen a Dios… Si usted no hace eso cada día, o por lo menos un día, no ha aprendido aun el significado de servir a Dios.

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