jueves, 26 de junio de 2014

¿A dónde o a quien acudimos en tiempos de necesidad?




¿A dónde o a quien acudimos en tiempos de necesidad?

Quizá vamos a un  rincón en nuestra casa en el cual podamos estar a solas; quizás  llamemos a un familiar o a un amigo, o asumamos una actitud y conductas que nos confortan al instante, pero que más adelante nos harán sentir culpables. Quisiera  hablar acerca de un lugar donde sus necesidades serán siempre satisfechas. Hebreos 4:16 declara: “Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro". Al buscar a Dios con nuestros problemas podemos estar seguros de que Él suplirá nuestras necesidades más profundas y nos indicará como hacer frente a toda circunstancia de la vida.

A veces nosotros sabemos precisamente porque orar, en otras, no estamos muy seguros. La lectura de la Biblia nos revela nuestros pensamientos inquietantes, actitudes secretas, y congojas personales, así como la perspectiva de Dios al respeto.

Jesús, nuestro sumo sacerdote  ante el trono de Dios

En el antiguo testamento leemos que solo el sumo sacerdote podía entrar una vez por al año al lugar Santísimo tras haber ofrecido un sacrificio para pagar el precio por el pecado del pueblo. Cuando Jesús murió en la cruz, Él fue quien abrió el camino para que el ser humano pudiera tener una relación personal con Dios, y en la actualidad el sigue siendo nuestro sumo sacerdote, el único mediador entre Dios y el hombre, para quien lo han aceptado como su Salvador. Por todo eso, quienes lo rechazan no tienen el privilegio de acercarse al Padre con sus necesidades, mucho menos con toda confianza en que serán escuchados. Por supuesto que ellos podrán experimentar lo que parece contestación de sus oraciones, pero Dios no promete contestar las peticiones de aquellos que rehúsan aceptar su oferta de salvación.

Jesús se compadece  de nuestras necesidades 

Nuestro Señor conoció todo lo que implica en ser humano, y experimentó lo que es tentación, no solo estando en el desierto, sino durante toda su vida terrenal. Él fue tentado en todo y es Poderoso para socorrer los que son tentados, también fue sometido a dolores, repudio, soledad, burla, desprecio y a llevar sobre sí todo el peso del pecado. Por eso, no importa cuál sea nuestro dolor, sufrimiento, aflicción, o tentación, Él sabe exactamente lo que sentimos en todas nuestras malas experiencias.

Podemos acercarnos al trono de la gracia de Dios con toda confianza solo si hemos aceptado sus dones de gracia y misericordia y así, desfrutar de una relación íntima con Él y la oportunidad de tener vida eterna. Dios está listo para ayudarnos en cualquier momento que lo necesitemos.

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