jueves, 26 de junio de 2014

Estudio del Apocalipsis 4 (parte 3)




La gloria de la segunda venida no puede suceder hoy

Muchos siervos de Dios podrán sentirse impactados al enterarse de que la segunda venida de Jesús para establecer su reino no puede suceder ahora, ni mañana. En realidad la Gloriosa venida de Jesús no puede ocurrir por lo menos antes de siete años. Esta venida que puede suceder a cualquier momento, es apenas para la Iglesia compuesta por los verdaderos siervos de Dios de todas las partes del mundo, que recibieron al Señor Jesús personalmente mediante la fe. Los pasajes relacionados con la venida del Señor Jesús que parecen contradictorias se armonizan cuando vemos que algunos son exclusivos para su iglesia y otros incluyen a todo el mundo. 
El rapto de iglesia puede tener lugar en cualquier momento
Muchos de los textos citados que hablan del rapto de la iglesia enseñan una inminente venida del Señor Jesús. Eso significa que puede venir en cualquier momento  sin aviso previo. Tomemos por ejemplo, una de las primeras enseñanzas acerca del rapto: “... porque ellos mismos cuentan de nosotros la manera en que nos recibisteis, y cómo os convertisteis de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero, y esperar de los cielos a su Hijo, al cual resucitó de los muertos, a Jesús, quien nos libra de la ira venidera. (1 Tesalonicenses 1:9-10)
Estos cristianos de Tesalónica no estaban sentados esperando la venida de Jesús, sino que servían “al Dios vivo y verdadero”, en una actitudes de confianza esperando “del cielo a Jesús, su Hijo”. Así debiera ser, porque puede suceder a cualquier momento, o puede pasar una generación más.  
“Después de esto miré, y he aquí una puerta abierta en el cielo; y la primera voz que oí, como de trompeta, hablando conmigo, dijo: Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de éstas. Y al instante yo estaba en el Espíritu; y he aquí, un trono establecido en el cielo, y en el trono, uno sentado.” (Apocalipsis 4:1-2)
Allá en lo alto, en alguna parte del universo, existe un trono, el trono de Dios. Este trono, que se describe en el pasaje anterior, nos da una fugaz visión del cielo de Dios. 
La Biblia nos enseña que hay tres cielos. 
El primero es el atmosférico, el segundo es el estelar, conocido como universo, el tercero, es donde Juan fue llevado, ese es el cielo de Dios, también conocido como tercer cielo. 

El trono de Dios 

El objeto central del cielo es el trono de Dios, que se menciona dieciocho veces en los capítulos 4-5. Parece un punto fijo, alrededor del cual se mueve y se relaciona con todo lo que hay en cielo.  Se considera al trono de Dios como el centro fijo de todo el universo, el punto de referencia inmóvil. Así cómo la estrella del norte fue la guía en rumbo de los antiguos navegantes, debido a su posición fija en el medio de las estrellas, el trono de Dios es el lugar de autoridad y el centro de su gobierno en las actividades celestiales.  
Este trono el cual todas las criaturas del cielo adoran, bien puede ser el tribunal de Cristo ante el cual campare eran todos los cristianos (Romanos 14:12, 2 Corintios 5:10), inmediatamente después del arrebatamiento para recibir sus recompensas. La persona que estaba sentada ele el trono era el Señor Jesús, ya que a Dios el Padre no se puede ver (Juan 1:18, 6:46). Por lo tanto, la persona que Juan vio no era otro  que el único miembro de la Santísima Trinidad que se puede ver, el Señor Jesucristo.  

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