La iglesia de Éfeso (última parte)
El consejo de Cristo
El Señor de las Iglesias le aconseja a la Iglesia de Éfeso que haga tres cosas:
“Recuerda, por tanto, donde has caído.” Con firmeza, el Señor Jesús amonesta a los miembros de Éfeso que recuerden la fidelidad de los primeros años y que hagan un inventario de su vida espiritual. Esta también es una necesidad de la Iglesia actual.
“Y arrepiéntete.”Debían volverse de su frialdad e indiferencia a una relación vital con el Señor Jesús.
“Y has las primeras obras.” Esto solo completa el consejo de Cristo y se levanta como una prueba de amor de la Iglesia. De la misma manera, hoy en día, Él conoce a una Iglesia o a un individuo por sus obras. Los que aman a Jesucristo con todo corazón le obedecen. Los Siervos de Dios que no están dispuestos a rendir sus talentos y capacidades a Jesucristo tienen un problema de amor, es decir, no aman al Señor lo suficiente. Como conclusión, es bueno entender que si nuestro amor hacia el Señor Jesús es lo que debiera ser, ninguna tarea sería demasiado pesada y ningún sacrificio será demasiado grande si lo hacemos para Él.
El desafío de Cristo
El desafío que Cristo le presenta a la Iglesia de Éfeso se divide en dos ramas especiales: “Oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias” y, “Al que venciere.”
Oiga lo que el Espíritu dice:
“El que tiene oído oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias.” Esta era una expresión del Señor Jesús que aparece en muchas de sus parábolas. La afirmación involucra a tres clases de individuos:
1)- Los que no tienen oídos, por supuesto, esto no puede referir a los oídos físicos, ya que todos lo tenemos, indiscutiblemente se refiere a aquellos que no se han puesto a tono con el Espíritu Santo a través de un nuevo nacimiento, es decir, aquellos, que no nacieron de nuevo y que, por lo tanto, no han recibido la unción del Espíritu Santo. En consecuencia no pueden escuchar la voz de Dios cuando habla.2)- Aquellos que son duros para oír, no todos los cristianos están dispuestos a oír al Espíritu Santo cuando les habla, el Espíritu Santo les recrimina a los hebreos que, “Se habían hecho tardos en oír,” (Hebreos 5:11) . Se refiere a aquellos cristianos que se rebelan contra el Espíritu de Dios y contra su señorío en sus vidas, condición por demás peligrosa.3)- Aquellos cristianos dispuestos en el espíritu y deseosos de escuchar lo que el Espíritu les dice a las Iglesias.
Vida Eterna para los que salgan vencedores.
“Al que venciere, le daré a comer del Árbol de la Vida.” El Árbol de la vida, del que podrán comer aquellos que salgan vencedores, es sin lugar a dudas, el árbol que se les prohibió a Adán y Eva luego de pecar. Símbolo de vida eterna, que representa algo que tiene lugar prominente en el Paraíso de Dios y que le espera a aquellos que han puesto su confianza en Él. (Apocalipsis 22:2).
Solo los vencedores comerán del árbol de la vida. ¿Quién es el vencedor? 1 Juan 5:4, nos da la respuesta: “Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido el mundo, nuestra fe.” Vencer al mundo es la experiencia que ocurre en la vida del individuo que pone su confianza en Jesucristo. No hay otra forma que convierta a un hombre o una mujer en vencedores.
Una observación practica
A la gente de Éfeso casi se le puede excusar por abandonar su primer amor por no tener Biblias para leer diariamente, que mantuvieran vivas sus vidas espirituales. Las Biblias eran escasas, ya que había que copiarlas a mano con mucho trabajo. Las Iglesias del primer siglo se sentían dichosas de tener una copia de la Biblia para poder leerla cada día del Señor. La única manera que tenían los cristianos para alimentar sus vidas espirituales con la palabra de Dios entre un domingo y otro, era memorizando lo que habían escuchado en la Iglesia. La mejor manera para que los Siervos de Dios retengan su primer amor es: LEER, ESTUDIAR y PRACTICAR la palabra de Dios diariamente.
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